El día de hoy tuve que darme una vuelta por mi servicio social. Como siempre que voy, uso el sistema de transporte colectivo micro. Me es muy cómodo, pasa a escasas 4 cuadras de mi casa y me deja a 3 del consultorio por la módica cantidad de $3.50.
En la parada estuve esperando un buen rato, había trafico de viernes y empezaba a llover. Después de como 10 minutos ya esperaba lo peor. Un pesero lleno, aunque no perdía esperanzas de que no viniera hasta sus manitas. 5 minutos más, llega una señora con una bolsa del mercado llena, pasa un micro y no se sube, subirá en el mismo que yo, pensé.
Finalmente: METRO SEVILLA, DURANGO, ALVARO OBREGON, CUAHUTEMOC, TLALPAN. Pues ya que lo veo bien mis sospechas fueron confirmadas, uno educado que deja pasar a la ñora con su bolsa del mercado y luego me subo. Ora si que no tenía lugar, me fui de volador, mis dos pies en un pequeño escalón y bien pescado de unos tubos con parte de mi cuerpo fuera de la unidá. Generalmente me "enchufo" mi reproductor de mp3 para soportar los ataques musicales del conductor, esta vez no fue necesario, reggae, malo pero reggae (no reggaeton del infierno). Llegamos a metro Sevilla y se bajan casi todos, ya me pude sentar y disfrutar del paisaje; un pinche wey medio puto parado frente a mi. Que pinche asco, pensé.
Un poco mas de trayecto y soy testigo de como una madre recoge a su hijo de la Primaria Venustiano Carranza: el pesero se detiene y la mujer saca la mano por la ventanilla para que su cerdito de unos 10 años la vea y aborde. Junto con él sube una madre y otra cerdita, un poco mas chica. QUE GORDOS SON LOS NIÑOS DE HOY, pensé. Con razón México es el país número uno en obesidad infantil, digo también se subió un señor (jadeando por el esfuerzo de subir, la neta si está bien cabrón subir unos 30 cm.) con una senda papada digna del Botija.
Por fin, Merida y Alvaro Obregón. Me bajo para caminar 3 cuadras y un PUTO TIANGUIS en la banqueta. Es una broma? Estoy harto de la gente y no puedo ni caminar por la acera porque hay puestos vendiendo bolsos Luis Buiton y Armani junto al puesto de las gorditas y de discos piratas.
Llego al servicio y me dicen, mira mano, tienes que ir a un edificio frente al WTC a por unas medicinas. VETE A LA VERGA, pensé. Emprendo el regreso, el puto micro tarda unos 30 minutos en llegar, vacío. El trayecto de regreso es mi favorito, me deja a una cuadra de mi casa y no tiene mucha gente. Sin contratiempos, el trafico habitual namás.
Ahora escribo esto y pienso que creo nunca iré por esas medicinas, tampoco iré a Tepenené mañana al tratamiento y probablemente nunca cumpla con mis 480 horas.